CD – La flexibilidad es una consecuencia

(Para Idoia)

Lo mismo que la que la felicidad o la autoestima, la flexibilidad es una consecuencia de la práctica del yoga.

Nos va llegando de forma progresiva, en pequeñas dosis, imperceptible entre dos días consecutivos, poco a poco. Dejamos de hablar de ella y la alejamos de nuestros pensamientos hasta que el día menos pensado, mientras nos atamos los zapatos, nos damos cuenta de que algo ha cambiado para bien. «¡Vaya por Dios! ya pertenezco a ese grupo de privilegiados que se toca los pies sin doblar las rodillas».

La flexibilidad no es una condición de partida ni una cualidad necesaria, no es una nota de corte selectiva que nos permite entrar en el club de los afortunados. Por la sencilla razón de que no aporta nada a la práctica del yoga. Es más, las personas con una flexibilidad extrema pueden no encontrar su «punto de trabajo» y despistarse más fácilmente.

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En una postura de yoga tenemos que llevar al cuerpo hasta ese «punto de trabajo» donde acaba la comodidad y desde allí con la atención plena, dejar hacer a la respiración. Inspirar y espirar de forma natural mientras nuestro cuerpo hace el resto. Todo practicante con la ayuda de su profesor, debe encontrar ese punto donde se inicia el trabajo.

En el yoga cómo en la vida, todos comenzamos desde el mismo lugar. Exactamente el lugar en el que estamos en ese preciso momento, cada cual en el suyo. Y ese precisamente, es el mejor lugar donde nos podríamos encontrar, ni más aquí ni más allá.

Si has tomado la decisión de probar, ya tienes todo lo necesario. Solo te queda prepararte para disfrutar de las consecuencias de tu decisión.

Lo mismo que la flexibilidad, la felicidad y la autoestima son consecuencias de la práctica del yoga.

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