CD – En propia piel

Cuando el próximo sábado 18 hablemos de buscar espacios para uno mismo, no se tratará de un mero ejercicio teórico, al menos para mí.

Yo como muchos de los interesados en el yoga (x), desarrollo una vida profesional en el sector industrial, ese que se ha tragado la tierra en este país. Tengo una familia, pago mis impuestos y voto en las elecciones. Nada del otro jueves.

En mi actividad diaria no siempre consigo ese momento de paz, con dedicatoria especial a mi mismo, que sin duda necesito y deseo. No siempre tengo las fuerzas para detener el tiempo y respirar dos veces seguidas de forma consciente. Como decía en un post anterior, cuando más necesitamos parar, más nos cuesta hacerlo, y yo no soy una excepción.

Por eso durante el taller, cuando hablemos de buscar el momento para la práctica personal, será para el interés de todos los que estemos presentes, un ejercicio que haremos juntos y con el que yo también me voy a enriquecer.

Ahora bien, muchas veces lo consigo, dispongo del espacio y del tiempo para la práctica. A veces porque me encuentro con las suficientes fuerzas y motivación para seguir el plan previsto, y otras veces por justamente lo contrario, llego tan «revolucionado» que como no consiga parar el motor de alguna manera, soy incapaz de dormir.

Ni que decir tiene que es mucho mas satisfactorio llegar con fuerzas que sin ellas, en las primeras ocasiones consigues un trocito de cielo y en las últimas es casi supervivencia.

Sea donde sea que nos encontremos en este momento, seguiremos teniendo días mejores y días peores. La diferencia estará en que dispondremos de más herramientas para incrementar la cuenta de días buenos. Y lo que es más importante, habremos probado, aunque solo sea por un instante, el sabor de la paz interior.