Foco – Atención continua

Nueva entrada de la serie sobre El Foco, en la que hablaremos de la Atención continua y de su opuesta, la discontinua.

Decíamos en el post sobre Atención e Interrupciones, que la atención continua es la que dirige el foco a una sola cosa de forma mantenida. Esta atención es la que buscamos en el yoga. Como dice de T.K.V.Desikachar en su interpretación del sutra 1.2 «El yoga es la aptitud para dirigir la mente exclusivamente hacia un objeto y mantener esa dirección sin distracción alguna«.

En nuestra actividad diaria, cuando nos paramos a observar las veces que cambiamos de foco (en las que nuestro pensamiento va de un tema a otro) y llegamos a contar varias veces por minuto, nos quedamos sorprendidos y a pesar de ello ¡lo hacemos de una forma tan natural!

Y es que forma parte de nuestros automatismos. Sin embargo, no es algo con lo nacemos, la atención discontinua se entrena. La hemos desarrollado durante nuestro aprendizaje social y laboral. Quizás esta sea la diferencia entre una persona novata y otra con experiencia. La persona experimentada, entrenada en la mente discontinua, es capaz de enfrentarse a situaciones complejas sin entrar en pánico, sin ponerse nerviosa. Como vemos, todo tiene sus ventajas. La gran desventaja de la mente discontinua es que genera estrés.

Hay formas de vida más sencillas que no requieren las ventajas de una atención discontinua, pero no por ello tendremos la seguridad de la atención continua. La mente tiene la capacidad de liarse con cualquier cosa, bien sean presente, pasada o futura, real o imaginada.

A pesar de todo ello no hay que preocuparse, no merece la pena, todo ello está bien de esta manera. Ya es suficiente con darnos cuenta de ello y asumir a esta mente saltarina como algo propio, natural y con ciertos beneficios.

La atención continua también se entrena y es de lo que nos ocupamos en el Yoga. Como hay un tiempo para lo laboral, también lo hay para lo personal y lo trascendente. Y es ahí donde empieza el trabajo de la atención continua. La cual requiere de un aprendizaje con tanta o más dedicación que el anterior.

Y no pensemos que existen los atajos, estamos hablando de dedicación, de compromiso, de seguir un camino estructurado y progresivo. En el cual las etapas se deben recorrer una a una y en una secuencia determinada.

Los beneficios de la atención continua son muchos pero, ¿podremos hacer igual de bien lo que antes hacíamos con la mente discontinua?

Igual de bien no, mejor. Pero evidentemente de otra manera. Entre otras cosas aprenderemos a gestionar las interrupciones, eliminando algunas, limitando otras y postponiendo algunas otras. Separando lo importante de lo urgente, lo necesario de lo superfluo.

Igual no seremos tan eficientes en el corto plazo, pero seguro que lo seremos en el largo plazo.

Y siempre con una sonrisa.

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