MK – Cerrar el bucle

En esta entrada, que pretende ser la última de los MikroKode, voy a hablar de cerrar el bucle. Por si queréis poneos en situación, es algo parecido a lo que ya hablé en la entrada del termostato y occidente.

El bucle lo componen nuestras acciones, sus resultados, y nosotros analizando.

En si mismo no es nada, una entidad abstracta que construimos en nuestra mente para dar sentido a la experiencia. A las cosas que van pasando en nuestra vida, y entender que todo ello ocurre por algo y para algo y que está en nuestras manos alterarlo. Si no cambiarlo del todo, al menos influirlo hasta hacerlo de nuestro gusto, «customizarlo«.

De alguna forma en otros MikroKode ya se han nombrado los elementos del bucle: tararear, un paso adelante, mirarse a uno mismo, etc. Definir la dirección en la que queremos avanzar, la acción en si misma y los resultados de la acción. El bucle en definitiva es solo eso: caminos que recorrer, causa-efecto, feedback y reflexión, aprendizaje, evolución.

Aprendizaje y evolución que solo pueden darse cuando comparamos resultados y esperanzas, cuando respondemos a la pregunta de si es aquí dónde queremos estar; sin excusas ni engaños. Porque si no es aquí donde queremos estar, tendremos que movernos a otra parte o prepararnos a que nos duela algo, porque es eso lo que nos acabará pasando.

Si nuestro caminar es inconsciente y siempre vamos con el piloto automático, no es posible cerrar el bucle. Si no hay consciencia no hay bucle, ni nada de nada. Tendremos que empezar por el principio: caminar más lento, levantar la mirada, …

Cerrar el bucle es la parada en el camino, en la que nos permitimos mirar atrás, al camino recorrido. Sin parada no hay reflexión, no hay aprendizaje ni evolución. Y mucho me temo que tampoco fuerzas suficientes para seguir avanzando.

Sin prisa, sin arrepentimiento, con una sonrisa felicitarnos por el trabajo realizado y después descansar. Recargando las baterías antes del siguiente paso adelante.