MK – La mirada periférica
Hoy hablaré de la mirada periférica, y con este ya serán tres los post en la sección Mikrokode.
La visión periférica es la que abarca todo nuestro campo de visión sin hacer hincapié en ningún detalle en particular, o dicho de otra forma, es la mirada que además de ver lo de enfrente, también ve lo de los lados, lo de arriba y lo abajo. Lo que tenemos delante nuestro y todo lo demás. Su contrapunto en la visión central, que dirige nuestra atención a lo que tenemos delante. Aquí os dejo este vínculo con algo de teoría al respecto.
La mirada periférica y la mirada central están relacionadas de la misma forma que lo están el todo y lo particular, lo general y los detalles.
Cuando estamos ofuscados por un problema, con la cabeza recalentada con el tema girando en círculos como la tierra atraída por el sol, no somos capaces de ver más allá. La idea-problema es el todo y todo lo demás simplemente no está, se esfumó, desapareció en el vacío como tragado por un agujero negro.
Si nos juntamos con un amigo, al poco saltamos con el tema-todo, o peor aún, nos callamos el tema. Lo dejamos orbitando cada vez a mayor velocidad, hasta que nos salen las chispas por las orejas y todo el mundo alrededor nos mira de reojo sin atreverse a decir nada.
Si el problema-todo lo tenemos con una persona en particular, solo vemos su cara enmarcada en un halo que anula el entorno, no existe mundo a su alrededor, le oímos hablar y no escuchamos nada más, le vemos gesticular y nada en el mundo que lo rodea se mueve excepto el/ella.
Si lo que nos absorbe es una situación concreta; como si de una obra de teatro se tratara, le construimos un bonito decorado y la ponemos en cartelera, presente en todo momento.
Para romper el embrujo de la idea-todo, a mi me funciona la estrategia de ampliar el contexto, convertir la idea en parte de algo mayor: espacio y tiempo.
Que la idea-todo se transforme en idea-parte. Utilizando una metáfora sería como si al mirar un cuadro, además de la pintura, viéramos el marco, la pared, la habitación, el artista que la creó, las otras personas que la observan, etc…
En nuestro ejemplo del problema-todo con una persona, sería que además de ver la cara de la persona-problema, viéramos también cómo va vestida, el lugar en que se sienta. Que pensáramos en el día de la semana en el que estamos, en qué otras ocasiones coincidimos, …, y recordáramos qué hicimos esta mañana antes de llegar aquí y qué vamos a a hacer un poco más adelante. Con quién más nos hemos juntado o nos solemos juntar y cuáles son nuestros planes, los otros planes. E imaginar cómo lo hubieramos vivido hace unos años y cómo lo recordaremos cuando todo haya pasado. ¡Contextualizar!
Esto que aquí explico y que parece tan solo un ejercicio mental, es lo que conseguimos con la visión periférica, entre otras cosas.
Una vez que hemos levantado la mirada, podemos dar un paso adelante y utilizar la visión periférica.
Ver todo sin fijarnos en nada en particular, escuchar la carretera y los pájaros, sentir el contacto de nuestra ropa y el calor del sol, todo ello al mismo tiempo y un momento después.
No tan solo en un soleado día en plena naturaleza, rodeados de alegres animalillos y bellas flores sino que también en una bulliciosa ciudad un día de frío y lluvia, escuchando las bocinas de los coches en el atasco. Sobre todo en estas situaciones, que son las habituales, la mirada periférica nos eleva y nos hace más dueños de nosotros mismos, más inteligentes, más guapos.
Qué Razón Tienes!